Los dueños de los alimentos son diez empresas extranjeras que facturan Bs 1.000 MM en Bolivia

Por Edwin Miranda V. / Bolivia Energía Libre-La Paz

  • De 31 compañías vinculadas a la industria alimentaria en el país, 19 son nacionales y representan el 42,54% de la facturación. Las transnacionales a cambio concentran el 55,7% de los ingresos.
  • Los negocios de capitales mixtos alcanzan el 1,73% de las factorías de alimentos procesados.

Los dueños de los alimentos y bebidas en Bolivia son diez empresas extranjeras con ingresos anuales que llegan a los Bs 1.000 millones -55.7% de los ingresos facturados en el territorio nacional-, refiere una investigación promovida por un grupo de investigadores denominado La Pública, con el apoyo de Wethungerhilfe y la Cooperación Alemana en el marco del proyecto “Abogacía por el derecho humano a la alimentación y promoción de Sistemas Alimentarios locales en Perú y Bolivia”.

De esta cantidad de compañías internacionales, tres: Coca-Cola, Nestlé y Unilever, catalogadas como las mayores factorías de alimentos en el mundo, tienen oficinas en el país, mientras que, de manera indirecta, tiene presencia Pepsicola, a través de una sociedad con la Cervecería Boliviana Nacional (CBN), refiere la investigación.

La lista de las 10 empresas la complentan: PIL Andina e Industria de Aceite Fino, de capitales peruanos, la Sociedad Comercial e Industrial Hansa (alemanes), Miclar SRL (estadounidenses Herbalife), Procesadora de Oleaginosas (argentinos) y CAMSA Industria y Comercio de capitales chilenos-bolivianos, asegura la investigación.

Oxfam identificó además en 2013 la presencia de las compañías Associated British Foods (ABF), Danone, General Mills, Kellogg’s, Mars y Mondelez.

La institución privada apuntó sobre Mondelez, que está ausente del Ranking de las 300 Más Grandes en Bolivia, pero tiene Registro de Comercio, en el que está identificada como importadora.

La presencia indiscutible de transnacionales de los alimentos en el Estado fue además revelada por el Ranking de las 300 Empresas Más Grandes de Bolivia 2018. Las compañías representan aproximadamente el 85% de los negocios facturados del país.

A diario en los Supermercados el consumidor final puede hallar un sin fin de alimentos industrializados que venden las principales marcas internacionales.

El hecho de que las grandes transnacionales de alimentos tengan presencia indiscutible en el país, no es gratuito. Obedece a una estrategia de mercado que, de alguna manera, está siendo alimentada por el gobierno.

“El alimento se ha vuelto una mercancía, no un bien básico de necesidad”, comentó al respecto María Julia Jiménez, miembro en Bolivia del movimiento denominado “slow food” que significa alimentarse valorando la calidad y, con ello, teniendo en cuenta la procedencia de las materias primas y el modo de cocinarlas.

Para la especialista el consumo de alimentos agroecológicos es saludable y fortalece nuestro sistema inmune previniendo infecciones por Covid19 y otras enfermedades, pero la población boliviana está dejando de lado está línea de conducta.

“El consumo de quinua per cápita en Bolivia llega a 2 kilos, cuando el consumo de fideo, pan es 20 kilos. Tenemos un super alimento para los astronautas de la Nasa, pero no lo consumimos, no hay políticas que puedan incentivar, no hay condiciones y el gusto de la nueva generación va en otra dirección, lejos de una alimentación sana”, apuntó Jiménez.

Para sustentar argumentos, la investigación recurrió a datos. Un estudio de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), publicado en 2015, alertaba que en el periodo 2000-2013 las tasas más rápidas de crecimiento en las ventas de productos ultraprocesados en América Latina se observaron en Uruguay (146,4%), Bolivia (129,8%) y Perú (107%), mencionó el analista en temas alimentarios.

Un efecto inmediato de esta situación tiene que ver con el suministro a la población de altas dosis de azúcares, conservantes, edulcorantes, sal, aceite, saborizantes o colorantes- se asocia a una mayor tasa de sobrepeso y obesidad en la población, alertó el informe.

Información oficial del Ministerio de Salud señala un incrementó en Bolivia de 21,1% en 1997 a 42,7% en 2016 y a 63,3% en 2019 en la ingesta de alimentos que generan factores de riesgo para numerosas enfermedades crónicas como la diabetes, los males cardiovasculares y el cáncer.

Según Jiménez es sabido que gran parte de los alimentos que tiene la familia boliviana en la mesa tienen como origen a la industria extranjera, debido, a varios factores, entre estos, el contrabando.

Los productos industrializados que se venden en los centros de abasto en Bolivia crearon una conducta de consumo de alimentos en la población.

“Ahora no se si existe un monopolio (de varias empresas extranjeras en Bolivia), es probable, pero me parece interesante los datos que se presentan y en la realidad está sucediendo esto, porque además la gente lo permite, ya que deja de lado el consumo de alimentos sanos, ecológicos”, apuntó la activista en producción agroecológica.

En esta línea de pensamiento, el investigador en agroalimentos, Rafael Lindeman (RIMISP), la única manera de contrarrestar a la gran industria de alimentos, es mostrando a la producción agroecológica, como un sistema que deja una huella ambiental ínfima.

“La huella ambiental es menor. El impacto no esta fuerte. Creo que apostar por una agricultura familiar es apostar por un impacto ambiental menor, uso de menos agroquímicos, el punto central (es estar convencido que) la agricultura familiar sea sinónimo de armonía con él medioambiente, además que son nutritivos”, subrayó el especialista.

Más de la mitad de los alimentos que tienen los bolivianos en la mesa, son procesados

La investigación también puso al descubierto que más de la mitad de lo que se sirve en la mesa de los bolivianos se “amasa” a distancia y con capitales extranjeros.

La facturación resultante de la venta total de productos alimenticios nacionales e importados es un indicador, señala el informe.

Para expandir más la presencia que tienen en la mesa de los bolivianos, algunas de las firmas como Coca-Cola y PIL, han diversificado su oferta para acaparar otros segmentos aledaños a su línea de negocio central. Así, la primera es dueña también de agua embotellada, y la segunda ya no sólo vende productos lácteos, sino frutas en conserva, subrayó la investigación.

Ingresos millonarios por la venta de alimentos procesados a costa de la salud

Según el ranking, las empresas que concentran una facturación mayor a Bs 1.000 millones, cada una, son: CBN, de capitales belgas y fabricante de cerveza, gaseosas, energizantes, aguas saborizadas y bebidas de malta; la estadounidense Coca-Cola, que comercializa gaseosas, jugos, aguas, energizantes y aguas saborizadas; y la peruana PIL, que ofrece leches, yogures, helados, bebidas, productos de soya, quesos, alimento chocolatado, azúcar, café, compotas, conservas de frutas, conserva de pescado, crema de leche, postre gelificado, margarina, mermelada, pastas, mantequilla, dulce de leche, bebida láctea y cocoa, detalla la investigación.

Las empresas nacionales también aprendieron el negocio

No solo las transnacionales ganan dinero y manejan, casi como monopolio, la producción de alimentos en el territorio nacional. También ingresaron a éste circulo virtuoso empresarial empresas nacionales.

La investigación señala, en este sentido que, Hipermaxi (cadena nacional de supermercados), que expende distintos productos crudos, procesados y ultraprocesados; IOSA, que se enfoca en el negocio de los aceites refinados y derivados de oleaginosas; y Sofía, que distribuye cortes de carne y carnes procesadas  -la cual le ha dado incluso una mordida a la comida de las mascotas-; así como la peruana Alicorp (Fino), dedicada a la venta de aceites refinados, margarina y manteca, manejan ahora el negocio con eficacia y resultados altamente significativos para sus arcas particulares.

Alimentos ultraprocesados

Las compañías nacionales e internacionales dedicadas a la producción de alimentos procesados lo que crearon fue una adición o introducción de sustancias que cambian la naturaleza de los alimentos originales para prolongar su duración o hacerlos más agradables o atractivos, indica la investigación.

Por lo general lo que hacen es conservan la identidad básica y la mayoría de los componentes del alimento original, pero los métodos de procesamiento hacen que sean desbalanceados nutricionalmente, debido a la adición de aceite, azúcar o sal, preservantes y/o aditivos, subrayó el informe.

Los alimentos ultraprocesados son destinados también para alimentar a las mascotas. Hombres y mujeres, en Bolivia, tampoco escapan a los productos como por ejemplo, caldos envasados

“Elaborados principalmente con ingredientes industriales, suelen contener poco o ningún alimento entero o natural. Son durables y muy apetecibles. Llevan conservantes, estabilizantes, emulsionantes, disolventes, aglutinantes, aumentadores de volumen, edulcorantes, resaltadores sensoriales, saborizantes, colorantes y micronutrientes sintéticos para “fortificar” los productos. La mayoría son resultado de tecnologías sofisticadas y procesos de hidrogenación, hidrólisis, extrusión, moldeado y remodelado”, señaló la Organización Mundial de la Salud (OMS), en referencia a los alimentos procesados industrialmente.

En el caso de Bolivia, la oferta del conglomerado de 31 compañías consta de productos procesados, como verduras o leguminosas enlatadas o embotelladas y conservadas en salmuera, frutas en almíbar, pescado preservado en aceite, harinas, quesos y algunos productos procesados de carne, como jamón y tocino ahumado.

Pero también comercializan mercadería ultraprocesada, como sopas enlatadas o deshidratadas, margarinas, aceite refinado, sopas y fideos empaquetados “instantáneos”, cereales de desayuno, harina, mezclas para pastel, papas fritas, bebidas gaseosas, jugos, galletas, caramelos, mermeladas, salsas, helados, chocolates, fórmulas infantiles, leches para niños pequeños y comida para bebés, barras de “energía”, muchas variedades de panes, tortas, postres, productos “listos para calentar” y muchos otros tipos de bebidas y snacks, subrayó la investigación.

La salud de los bolivianos está en riesgo

La ingesta diaria de alimentos procesados y ultraprocesados contribuye al deterioro gradual de la salud de la población y por lo tanto, pone en riesgo la integridad física de los bolivianos, alertó también el informe.

En este sentido enfermedades como la obesidad, diabetes e incluso el Covid 19, encuentran en los alimentos industrializados, cultivo para seguir vivos y constituirse en una amenaza seria para la salud de la población.

El 63,3% de la población en Bolivia sufre de sobrepeso u obesidad, según la primera Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de las Enfermedades No Transmisibles (ENT), de 2019.

Las mujeres son las más afectadas: 66,9% de ellas, frente al 59.9% de los hombres, refiere la investigación.

Asimismo, el 6,6% de la población en Bolivia ha sido diagnosticada con diabetes, a decir del último informe mundial de la OMS, y sobre cuyo crecimiento da pauta el Programa Nacional de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud, que en los datos publicados en 2017, establece que los casos de diabetes habían aumentado de 98.1 en 2015 a 138.1 en 2016.

Según la OMS otras implicaciones sobre la salud humana respecto de la pandemia causada por la Covid 19, indica que el virus puede infectar a personas de todas las edades y condición, ciertamente, pero las que padecen algunas enfermedades crónicas, entre ellas la diabetes, los problemas cardíacos y la hipertensión arterial, “tienen más probabilidades de enfermarse gravemente cuando adquieren la infección”.

Detrás de muchos de los casos de esas enfermedades crónicas están el sobrepeso y la obesidad, condición esta última que diversos estudios asocian particularmente con un mayor riesgo para la hospitalización, el ingreso en terapia intensiva e incluso la muerte en caso de contagio de COVID-19, señala la investigación.