Reino Unido: en camino hacia una nueva revolución industrial

Revista Electricidad / Bolivia Energía Libre-La Paz

  • En 2020 la electricidad generada mediante mecanismos sostenibles en el Reino Unido superó por primera vez a la generada por combustibles fósiles.
  • Las energías renovables, como la eólica, la solar, la hidráulica y la madera, representaron el 42% de la generación de electricidad en el Reino Unido, frente al 41% del gas y el carbón juntos.

Por Mikhail Smyshlyaev

La mayor parte de la electricidad del Reino Unido se genera mediante combustibles fósiles, principalmente gas natural (42% en 2016) y carbón (9% en 2016). El 21% de la electricidad la producen reactores nucleares, pero las centrales nucleares del Reino Unido se irán eliminando progresivamente y todas menos una dejarán de funcionar en 2035.

El Reino Unido obtiene el gas de diversas fuentes para reducir su dependencia del suministro. Los oleoductos llegan desde la Europa continental y Noruega a lo largo del fondo marino, así como desde sus propios yacimientos en el Mar del Norte y el Mar de Irlanda.

Sin embargo, la producción de estos yacimientos está disminuyendo y se importa más gas del extranjero. Noruega es el principal proveedor de petróleo y gas natural del Reino Unido. El Reino Unido no es el principal productor de petróleo del mundo pero, sin embargo, produjo casi 47,6 millones de toneladas métricas de crudo en 2018. Se trata de la cifra más alta desde 2011.

Dicho esto, el Reino Unido no sólo produce, sino que también vende su petróleo en el extranjero. El principal comprador es Holanda.

Huyendo del carbón

El Reino Unido ha anunciado recientemente que abandonará la energía del carbón en 2024. Oficialmente, está previsto que esto ocurra el 1 de octubre. El anuncio fue realizado en junio de 2021 por la ministra de Energía y Cambio Climático, Anne-Marie Trevelyan. El Reino Unido quiere convertirse en líder de la reducción de emisiones en la actualidad, antes de la cumbre de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU que se celebrará en Glasgow en noviembre de este año.

El Reino Unido planea dar un paso adelante y hacerse notar con fuerza en Glasgow. Por ejemplo, exigiendo a otros países que fijen plazos para la eliminación del carbón y que detengan las inversiones en el extranjero en este sector. Los británicos planean convertirse en líderes mundiales en la lucha contra la energía del carbón, enfrentándose a países como China, India, Indonesia, Japón y Vietnam, que representan el 75% de la capacidad de carbón existente.

En el propio Reino Unido, el carbón sólo representaba el 1,8% de la electricidad en 2020. Hace diez años esa cifra era del 40%.

Como declaró Trevelyan, «el Reino Unido está enviando un claro mensaje al mundo de que el Reino Unido está liderando la transferencia de la energía de carbón a los libros de historia». En 2020, el Reino Unido funcionará 5.000 horas sin energía de carbón, y a principios de 2021 batirá un nuevo récord de energía eólica: algo más de un tercio de la energía del país será generada por el viento.

El camino verde hacia el futuro

En 2016, las renovables representaron el 24,5% de la electricidad producida en el Reino Unido. Sorprendentemente, en los últimos 20 años, la producción de energía eólica en el Reino Unido ha aumentado un 8.000%.

La bioenergía, que es la energía producida por la quema de pellets de madera, está creciendo gradualmente. Sin embargo, los analistas consideran que la bioenergía es un tipo de energía renovable con riesgos mucho mayores para el clima y el medio ambiente que otras formas como la eólica y la solar.

A pesar del crecimiento global de la energía verde en el país, el famoso clima británico está marcando la diferencia. La capacidad actual de las FER no permite al Reino Unido suministrar energía precisamente por el clima, cuando no hay viento, y mucho menos sol en días tranquilos y nublados de lluvia. Pero la necesidad de calor y luz de la población está aumentando de forma espectacular. Dada la ambición del gobierno de pasar a un futuro con bajas emisiones de carbono para 2030, el problema del clima tendrá que ser abordado de alguna manera.

He aquí un ejemplo sorprendente. El 4 de noviembre de 2020 las fuentes de energía alternativas mostraron su actual falta de fiabilidad. Esta situación ni siquiera ocurrió en medio de un invierno o un verano fríos.

Ese día hacía frío y no había viento. Los parques eólicos estaban fallando, varias centrales de gas y nucleares estaban en mantenimiento y estaban cerradas. Tuvo lugar un verdadero colapso energético. Los británicos tuvieron que olvidar temporalmente sus grandiosas promesas medioambientales y poner en marcha las viejas centrales eléctricas de carbón.

Este incidente demostró que la utilización de fuentes de energía renovables (especialmente la eólica y la solar) con la tecnología actual aumenta elementalmente el riesgo de apagones. Para confiar en las fuentes de energía alternativas, necesitamos al menos una tecnología de baterías significativamente mejorada para almacenar el exceso de energía renovable cuando se genera. De lo contrario, se producirán cortes de energía.

Al mismo tiempo, la situación actual plantea el riesgo de abandonar el gas natural en favor de las fuentes de energía renovables. Las centrales de gas natural producen muchas menos emisiones que las de carbón y petróleo. Sin embargo, sigue siendo bastante imprudente abandonar el gas, porque las fuentes de energía alternativas no son todavía una alternativa suficientemente fiable.

Está claro de quién es la culpa. ¿Qué hacer?

Quizás una mejor estrategia energética para el Reino Unido sería seguir utilizando una combinación de fuentes que proporcionen la energía más fiable y limpia. Esto significa utilizar el gas natural como principal (o quizás la energía nuclear a través de centrales nucleares modernas y seguras) junto con las fuentes de energía renovables. Hasta que se desarrolle una tecnología de almacenamiento de energía que pueda almacenar la energía renovable a gran escala.

Hace poco la ministra británica de Energía y Cambio Climático, Anne-Marie Trevelyan, dijo que «el carbón impulsó la revolución industrial hace 200 años, pero ahora es el momento de tomar medidas radicales para eliminar por completo este combustible sucio de nuestro sistema energético».

El Reino Unido sueña con una nueva revolución industrial, pero está claro que aún no está muy preparado para ella.