Bolivia busca soberanía energética para coagular fuga de divisas por más de $us 1.000 MM año

Por Edwin Miranda V. / Bolivia Energía Libre-La Paz

Bolivia busca soberanía energética con respecto a la importación de diésel y gasolinas que anualmente representan para las arcas fiscales una fuga de divisas que en promedio llegan a más de $us 1.000 MM por año. Así lo puso de claro ayer el Presidente, Luis Arce, durante el lanzamiento oficial del proyecto para la construcción de una planta destinada a producir diésel con aceites vegetales, animales y de desechos de cocina.

“(Este es un asunto) clave para un país, ahí estamos apuntando con el proyecto (de diésel ecológico), es más en este preciso momento histórico del país, la soberanía energética se convierte en una prioridad del gobierno nacional”, enfatizó.

Para salir de la crisis económica, reflotar el profundo déficit fiscal que en promedio llega anualmente a $us 3.000 MM, la solución es la producción de diésel vegetal, dijo el Primer Mandatario.

“En aras de continuar con el incremento de la productividad, planteamos como solución estructural, a éste problema (la subvención e importación de combustibles), serio y profundo, desestabilizador de las cuentas externas y fiscales, la introducción de tecnologías que a partir de fuentes renovables podamos producir diésel”, declaró el Primer Mandatario.

Crisis energética

Para el Jefe de Estado, el mundo y por supuesto Bolivia, aguantan una crisis energética mundial generada por la pandemia del coronavirus y el repliegue de la producción mundial de petróleo.

“En este momento hay una crisis energética, se acaba el petróleo en el mundo, y Bolivia no es un país que produce líquidos, sino es gasífero, y en ese orden de cosas, somos dependientes de la importación de líquidos y fundamentalmente del diésel”, declaró Arce durante una intervención que hizo en los actos oficiales del inicio del proyecto ecológico.

Para el Presidente, la importación de diésel y gasolinas se ha convertido en un problema mayúsculo para la estabilidad financiera del Estado, lo que genera riesgos.

“Por una parte nos afecta nuestra balanza comercial pero sustancialmente nos afecta en la subvención a los hidrocarburos que paga el Tesoro General. Cada litro de diésel, cada litro de gasolina, representa erogación de dinero (de las arcas fiscales) para mantener un precio que haga competitiva nuestra producción agropecuaria”, reflexionó el Presidente.