La industria alerta que el gas se acaba en Bolivia y anuncia que gestiona cambio de matriz energética

Por Brújula Digital / Bolivia Energía Libre-La Paz

La información dejó atónito a más de un invitado cuando el presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Ibo Blazicevic, afirmó que “la era del gas en Bolivia está acabando y probablemente tengamos un traspié (dificultades)”, durante un encuentro que propició con el cuerpo diplomático y representantes de la cooperación internacional para solicitar apoyo destinado a reflotar la economía y apuntalar reformas a la Ley General del Trabajo y el Código Tributario.

Frente a una aparente e irreversible crisis energética, el líder empresarial puso sobre la mesa otra revelación. La industria boliviana está haciendo gestiones para cambiar de matriz energética, lo que implica, abrazar, por ejemplo, fuentes renovables para no tropezar con falta de suministro.

“Hay algunos consultores hablando con las empresas más grandes para tratar de ver opciones de cambio en la matriz energética”, oficializó el líder industrial.

Según Blazicevic, la industria nacional “consumo el 51% de la producción de gas natural que se genera en Bolivia para el mercado interno”.

Esta situación, sin embargo, “nos vuelve muy vulnerables, ya que tenemos más de 150 industrias que tienen como matriz energética principal el gas”, dijo el ejecutivo en presencia de embajadores de países extranjeros y representantes de agencias de cooperación internacional.

En horas precedentes el vocero oficial de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), Juan Carlos Ortiz, admitió que la explotación de hidrocarburos en Bolivia opera desde hace más de una década en un marco regulatorio “asfixiante”, lo que ha impedido, por ejemplo, se hagan nuevas inversiones para descubrir nuevos campos gasíferos y aumentar las menguadas reservas de gas que tiene el Estado.

“Yo diseñaría un marco (regulatorio) que no sea asfixiante para YPFB, ni para cualquier otra compañía que decida invertir en actividades de exploración y explotación, sin cambiar la Constitución (Política del Estado), para atraer más inversiones”, declaró a una radio local en La Paz.

La posición de Ortiz arrimó iniciativas a las que hizo también públicas el ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina el año pasado, cuando declaró a la Ley 3058, que rige en la actualidad la industria petrolera desde el año 2005, caduca.

La ley de Hidrocarburos 3058 -vigente desde 2005- “cumplió un ciclo” y está en marcha un plan destinado a “cambiar totalmente” el régimen de las actividades de extracción de gas y petróleo con la aprobación de una (nueva) “adecuación normativa”, anunció en diciembre el ministro.

“Hay que ser conscientes, la Ley 3058 desde su promulgación el 2005, ha cumplido un ciclo, y ese ciclo hay que evaluarlo, hay que hacer los ajustes correspondientes”, afirmó la autoridad de Estado en oportunidad de presentar la estrategia para reactivar, agresivamente, la exploración y explotación de nuevos yacimientos de gas y petróleo.

La producción actual de gas en Bolivia llegó a los 41 MMmcd. Según el exministro de Hidrocartburos, Álvaro Ríos, este volumen podría subir desde el próximo mes de junio a cerca de 46 MMmcd con la producción del pozo Margarita X10, recientemente anunciado por el gobierno para la producción de 0.35 trillones de pies cúbicos (TCF) o 3 millones de metros cúbicos de gas natural diarios.

Para Ríos, de los 41 MMmcd, aproximadamente 10 MMmcd deben ser destinados a cubrir el mercado de exportación a la Argentina, 20 MMmcd son despachados al Brasil, y entre 12 y 14 MMmcd. se quedan en el país para atender la demanda interna de gas.

Es decir, el volumen actual de producción está al límite, razón por la cual, por ejemplo, Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), anunció la semana pasada que reducirá los envíos de gas a la Argentina.

Al respecto el también ex ministro de Hidrocarburos, Mauricio Medinacelli dijo que el contrato firmado con la Argentina estipula un volumen de exportación de 27 MMmcd. “hoy solo despachamos 10 MMmcd, esa es la magnitud del problema que tenemos”, sentenció.

BD/EMV