Gobierno comprará concentrados a San Cristóbal y minas del Perú para operar Karachipampa

Por Edwin Miranda V. / Activo$ Bolivia / Bolivia Energía Libre-La Paz

Para el inicio de operaciones del complejo metalúrgico de Karachipampa -en el Departamento de Potosí- será necesario garantizar la provisión de al menos 4.000 toneladas de concentrados de plomo y plata al mes, y para hacerlo habrá que comprar a la Empresa San Cristóbal pero además a centros mineros del Perú, si fuera necesario, el mineral, anunció ayer el Ministro de Minería, Ramiro Villavicencio.

Solo así será posible poner en funcionamiento el horno Kivcet, el más grande que tiene la planta y que hasta ahora está parado por lo menos más de 15 años, ya que Karachipampa, desde que fue inaugurada en 1984, no fundió un solo lingote de concentrado de plomo y plata en el país.

¿A qué costo comprará el Estado plomo y plata?, preguntó Activo$ Bolivia frente a la revelación que hizo la autoridad.

“(En función) de las cotizaciones internacionales. (Porque sucede que) en la venta de concentrados, siempre hay un plus, que es la maquila, entonces nosotros solamente (cobraremos) la maquila, y el cómo se comercializa (el mineral) ya es un tema de quién hace el contrato)”, respondió Villavicencio a la consulta.

La capacidad de fundición para concentrados que tiene el complejo metalúrgico es de 50.000 toneladas (t) por año, y para alcanzar éste nivel óptimo de industrialización, la provisión mensual de plata y plomo debe llegar a las 4.000 t por mes, solo así podrá garantizar el diseño nominal que tiene la planta, informó la autoridad minera.

Una historia de fracasos

Desde la decisión del gobierno del expresidente, Alfredo Ovando Candia, en la década de los años 1960, de instalar fundiciones en Bolivia, muchos fueron los proyectos para ampliar el desarrollo de la metalurgia en el país.

Los más importantes fueron Vinto (estaño) y Mutún (hierro) que no llegó a realizarse, La Palca (estaño de baja ley) y Karachipampa (plomo, plata).

De éstos el más ambicioso fue el de la fundición de plomo-plata de Karachipampa en Potosí.

El proyecto, nacido en el gobierno de facto del general Hugo Banzer en la década de los años 1970.

Karachipampa, llegó a su etapa de concreción en el gobierno también miliar del general David Padilla Arancibia con la firma del contrato para la construcción de la fundición otorgada a la empresa alemana Klockner y a la empresa belga MECHIN.

El costo final de la planta llegó a 123 millones de dólares para el erario nacional.

Sin embargo la planta que fue inaugurada en enero de 1984, nunca funcionó  debido a una insuficiencia de producción de minerales, falta de garantía de las empresas constructoras, carencia de capital de inversión para empezar el funcionamiento, entre otras, fueron las razones de la incongruencia que impidió la productividad de una planta cuya inversión fue multimillonaria y jamás encendió su maquinaria ni fundió una sola tonelada de concentrados.

Décadas después el gobierno quiere escribir otra historia para la planta.

Como lo anticipó el ministro,  Karachipampa necesita una cantidad significativa de concentrados, Villavicencio dijo que comenzaron a diseñar planes para comprar a San Cristóbal, y si es necesario, a minas, por ejemplo, del Perú.

“Podríamos hacer contratos con minas del exterior de tal manera de garantizar la cantidad suficiente de concentrados por mes”, afirmó.

Más directo dijo que “si conseguimos (acuerdos de interés para el Estado) bajo ambas alternativas, Karachipampa puede comenzar a operar en tres a cuatro meses al 90% de capacidad”.

Activo$ Bolivia recabó la posición oficial del ministro horas después que visitó el complejo metalúrgico en Potosí y a través de una nota de prensa informó que Karachipampa comenzó a operar el horno Kivcet, el más grande que tiene la planta a razón de 7 toneladas hora de función de concentrados.

Al respecto el Viceministro de Política Minera, Regulación y Fiscalización, Wiston Medrano Escalante, aclaró a este medio que, evidentemente, la planta comenzó a operar, pero no a escala industrial, sino, prendió el horno reverbero, es decir, uno de los más pequeños que tiene para procesar dos toneladas de concentrados por mes.

La autoridad añadió algo más. Dijo que comenzaron operaciones en la planta, inicialmente, para garantizar la estabilidad laboral de los trabajadores y comenzar a diseñar planes destinados a comprar concentrados a San Cristóbal.

“Vamos a viajar a San Cristóbal, para ver y negociar con ellos”, apuntó Medrano.