La peste desborda el control sanitario raquítico del Estado

Por Edwin Miranda Vizcarra / Bolivia Energía Libre.com

Lo peor está por venir. La frase es de Tedros Adhanom Ghebreyesus, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y fue pronunciada el pasado 29 de junio, seis meses después de que la OMS recibiera la primera notificación sobre la aparición de un nuevo virus que causaba neumonías atípicas en Wuhan (China). 

La declaración profética de la máxima autoridad de la OMS, llegó semanas después con desgracias a Bolivia. En las ciudades capitales de La Paz, Santa Cruz y Cochabamba, aparecieron de forma recurrente ataúdes con cadáveres envueltos en bolsas negras, sobre carretillas, encima de ladrillos apilados en las calles y avenidas. 

Pero lo peor, personas desvanecidas, ya sin vida, en puerta de hospitales Covid-19, particularmente, en la ciudad de La Paz. 

Sobre cada uno yacía el cartel con el infaltable “Q.E.P.D.”.  y en todos los casos se trata de personas que fallecieron atacados por la pandemia y que no pudieron encontrar cristiana sepultura en un campo santo.

Para aislar los sitios infectados, los vecinos crearon un perímetro de seguridad para evitar más contagios.

Un dirigente vecinal relató que algunos cadáveres en Cochabamba no hallaron un depósito seguro y permanecieron por varios días junto a sus seres queridos, incluido  niños.

Otros vecinos gritan que ya son cinco muertos abandonados en el barrio y demandan: “¡Cuántos más quieren las autoridades para hacer algo!”.

Estos escenarios dantescos son  testimonios de los dramáticos momentos que está viviendo miles de familias en ciudades capitales como Cochabamba, Santa Cruz, Trinidad y recientemente, La Paz,  en medio de la pandemia.

A pesar de esta cruda realidad las autoridades hacen lo imposible para tapar el sol con un dedo. 

Insisten en que los sistemas sanitario y funerario aún no colapsaron sino solo se hallan saturados. Juego de palabras que en los hechos no tienen ninguna credibilidad en la población que ahora es víctima del azote de la pandemia. 

La hija del fallecido declaró en Cochabamba que no recibió asistencia en los centros hospitalarios: “Yo llamé a las ambulancias para que nos ayuden porque le faltaba oxígeno a mi papá y no les dio la gana de venir. ¿Qué puedo hacer? Soy menor de edad… Si las autoridades no hacen nada, las familias van a sufrir más”, la historia también se ha vuelto recurrente en la ciudad de La Paz en los últimos días.

Seis meses después de la alarma de la OMS, dejan detrás más de 10 millones de casos confirmados, medio millón de muertos y tocadas las economías de prácticamente todos los países. 

Sólo una semana después, los casos confirmados han aumentado en más de un millón y los fallecidos suman 25 000 personas adicionales en todo el planeta.

Como si fuera poco, la Organización Mundial de la Salud (OMS) avisa de que la transmisión se está acelerando y no se ha alcanzado el pico.

La ministra Roca dio también razones al respecto. Dijo que el contagio comunitario ahora llegó al seno familiar. Es decir, la peste rebasó el umbral de cada casa en Bolivia lo que podría generar más enfermos y por lo tanto, un desborde y descontrol.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, informó  que la transmisión del nuevo coronavirus se está acelerando en el mundo y de que todavía no se ha alcanzado el pico de la pandemia.

La OMS también fijó para la primera quincena de septiembre, la posibilidad de que la pandemia llegue a su pico más alto en Bolivia. Habrá que esperar.

Hasta ahora se registraron 11,4 millones de casos de Covid-19 y más de 535.000 perdieron la vida. El mundo tardó 12 semanas en llegar a los 400.000 casos y durante el fin de semana se han registrado más de 400.000.

En este sentido, el director general de la OMS comentó que si bien parece que se ha estabilizado el número de muertes a nivel global, algunos países han logrado un progreso significativo en la reducción de la mortalidad y otros la están aumentando. El país camina hacia éste horizonte.

Bolivia comienza a padecer por el virus

En Bolivia la peste del coronavirus (Covid-19) puso al descubierto el raquítico control sanitario del Estado y comenzó a sembrar cadáveres en casas, calles, cementerios y fosas comunes, frente a la impotencia del gobierno de responder con eficacia la contención de la pandemia cinco meses después de su presencia en el país.

Lo peor está por venir. Probablemente no le faltaban motivos para el dramatismo al director general de la OMS. La pandemia arrecia en la región de Latinoamérica y Caribe, que ha pasado de 40 000 casos diarios a primeros de junio a más de 60 000 a primeros de julio. 

Con Brasil, México y, a mucha distancia, Perú y Chile como los países que más casos confirmados aportan. Sólo Brasil y México acumulaban –a primeros de julio– 1,8 millones de casos confirmados y casi 92 000 fallecidos. Y las cifras crecen mientras ambos países inician desescaladas.

Contra todo pronóstico, Bolivia llegó a más de  40.509 casos positivos de coronavirus y hasta fines de agosto la proyección es que la cantidad de bolivianos infectados superaría los 170.000 mientras que el reporte de decesos podría superar los 10.000, señalan informes internacionales recabados por Datos de centros de monitoreo internacional como la Universidad Johns Hopkins de los EEUU.

En la estadística mundial, Bolivia ya llegó al puesto número 40, con más de 40.000 casos de Covid-19, y al parecer no deja de subir, según la Universidad Johns Hopkins.

Las autoridades nacionales, sin embargo, aún mantienen cifras bajas sobre la expansión de la enfermedad. Hasta fines de agosto, la cifra podría estar por el orden de los 130.000, fijó el número de enfermos con Covid-19, la Ministra de Salud, Eidy Roca.

En un mensaje pregrabado la autoridad, aislada por haber dado positivo a Covid-19, puso al descubierto el lastre que está generando la pandemia en el Estado y la urgencia que existe de contener el virus, que no solo bajo el telón a un precario sistema de salud público y privado, sino, el olvido y postración al que dejaron al sector los gobiernos subnacionales (Gobernaciones y Alcaldías) los últimos 14 años.

La cantidad de enfermos por Covid-19 llegarían al millón y la pérdida de miles de vidas, si el gobierno no hubiera dispuesto la cuarentena rígida en los meses de marzo, abril y mayo, además de parte de junio, subrayó la autoridad que de esta manera admitió que la nación se halla en harapos para atender la emergencia sanitaria que a pesar de su gravedad y secuela, fue levantada por el gobierno transitorio de la presidenta Jeanine Áñez el pasado 1 de junio de 2020, para arrancar lo que llamó cuarentena dinámica.

Definitivamente estamos en una etapa donde la pendiente de la enfermedad se halla empinada y el promedio de contagios por día ya rebasa los 1.000 casos en todo el país, señaló la ministra Roca.

La Paz en cuarentena rígida a partir del 16 de agosto

Frente a una expansión de la enfermedad en la capital política del país, que comienza a tornarse descontrolada, el alcalde de la ciudad de La Paz, Luis Revilla, oficializó el reinicio de la cuarentena rígida a partir del próximo 16 de agosto.

En coincidencia con esta posición el director del Servicio Departamental de Salud (Sedes)  Ramiro Narváez  dijo que La Paz en la actualidad está en la cuarta fase de la pandemia. “Estamos próximos a llegar a la fase cinco”, dijo.

La autoridad departamental  admitió la “precariedad del sistema y las limitaciones que hay para atender a los miles de enfermos por lo que planteó  apelar al ingenio y el trabajo en equipo”, para hallar salidas.

Frente al colapso de los centros hospitalarios destinados exclusivamente para la atención de pacientes con Covid-19, la autoridad anticipó que hospitales privados,  Arco Iris y  Nuestra Señora de La Paz, podrían ingresar “para que descongestionen las patologías no Covid”.

A su turno el secretario de salud del Gobierno Municipal de La Paz (GAMLP) Cristian Pereira  dijo que los centros de salud en los que se atienden casos de Covid-19 están llenos;  por ello buscan alternativas para que los pacientes sean atendidos y piden al Servicio Departamental de Salud (Sedes) interceda ante el Gobierno central para habilitar el Hospital del Sur en El Alto.

 “No hay colapso, pero los establecimientos se están llenando y tenemos que buscar dónde llevar a los pacientes. Tenemos que ver que se abran todas las posibilidades, como el sector privado que asuma parte de esta pandemia”, propuso. 

“La Portada, el principal hospital de Covid, tiene su capacidad llena en pacientes de internación y terapia intensiva. Cotahuma, hospital que lo inauguramos la semana pasada, tiene 41 pacientes internados y siete en terapia. Tiene una capacidad de 60 camas, esto quiere decir que en  un día o dos también estará lleno”, aseguró.

Pidió también al Sedes que haga las gestiones ante el Ministerio de Salud para habilitar el Hospital del Sur en El Alto e informó que éste cuenta con un módulo de 107 camas y hasta 60 terapias intensivas, “pero el objetivo es arrancar con 10 UTIs”.

“Deben ser habilitado el hospital de Miraflores. El tercer nivel, que está a cargo de la Gobernación, debería atender los casos Covid y lo hizo la Alcaldía por la inercia de ellos. Notamos que falta un  esfuerzo de la Gobernación y el Sedes para implementar esas acciones que son de competencia departamental”, apuntó.

Anunció además  que en los siguientes días en El Alto se habilitará un centro de aislamiento, puesto que en el ex-Hotel Radisson hay 450 personas internadas y pidió al COED la habilitación de más centros de este tipo “porque son utilizados a nivel departamental”.

Esta semana empezó la instalación de 17 Unidades de Terapia Intensiva (UTI) en los hospitales municipales de La Portada y Cotahuma del municipio de La Paz, informó .

“Hace un par de días, el Ministerio de Salud hizo llegar siete equipos de terapia intensiva para el Hospital Municipal La Portada; ya están siendo instalados y esperamos que hasta pasado mañana puedan funcionar”, afirmó la autoridad edil. En este establecimiento existen actualmente seis UTIs, las cuales están ocupadas.

Las personas infectadas tienen entre 29 y 39 años

Según reporte diario de la Alcaldía de La Paz de los 2.483 casos positivos acumulados de coronavirus COVID-19, 1.083 corresponden a la población de entre 20 y 39 años.

En el grupo de entre 0 a 19 años existen 151 personas que dieron positivo al coronavirus; de 20 a 39 años, 1.083; de 40 a 59 años, 909 casos; y de 60 a más años, 340; de todo estos el 47% son mujeres y el 53% varones, todos en el municipio de La Paz.

En el Centro de Aislamiento de La Paz (ExRadisson) se encuentran 328 pacientes leves; asimismo, hay 97 internados con diagnóstico moderado y grave en los hospitales municipales de La Portada y Cotahuma‬.

Cochabamba y Santa Cruz con cadáveres en las calles

No dejan de aparecer cadáveres en las calles, que se sospecha fallecieron por Covid-19. 

En los últimos 15 días las muertes en vía pública o en domicilios se han incrementado en ciudades como Cochabamba y Santa Cruz. 

El Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF) en la capital del valle reporta a diario al Sedes entre 14 y 23 levantamientos por lo que propuso habilitar camiones frigoríferos para guardar, momentáneamente cadáveres frente al colapso de los cementerios.

Ante la falta de estudios que certifiquen la causa de la muerte, los fallecidos son sepultados en fosas, porque son sospechosos de tener coronavirus. Sólo los que murieron a causa de la enfermedad son cremados. 

Un 30 por ciento de los casos no se confirma.   Hasta hace cuatro días, la cremación era la única opción para los que fallecieron con sospecha de Covid-19 o “en estudio”. Pero la Alcaldía de Cochabamba optó por el entierro en fosas.

El hecho no es aislado. Hace unas semanas, la misma indignación fue reflejada por otras víctimas en ciudades del oriente como Trinidad y Santa Cruz, que han sufrido especialmente los efectos de la pandemia.