Temblor en el mar Egeo, impacto en Turquía

Por Ansa / Bolivia Energía Libre-La Paz

La tierra comenzó a temblar y nubes de polvo oscuro cubrieron el cielo de Esmirna mientras las ondas de un mini tsunami arrasaban negocios y casas en la costa turca.
Un fuerte movimiento telúrico de magnitud 7 sacudió en las primeras horas de la tarde las profundidades del mar Egeo, a 14 kilómetros de la costa de la isla griega de Samos.
Pero la vecina Turquía registró el peor balance con al menos 12 víctimas y más de 520 heridos, una docena graves, mientras en Samos los muertos verificados son dos estudiantes de 15 y 17 años, a causa de la pared de un edificio que se derrumbó. Allí también se cuentan 8 heridos.
Se trató de un terremoto tan potente que se advirtió hasta en Estambul y Atenas.
Separadas por puñado de millas, pero por una amplia distancia geopolítica, Turquía y Grecia se hallan nuevamente unidas por un desastre natural, como sucede con la «diplomacia de los terremotos» que en 1999 acercó, en forma imprevista, a dos enemigos históricos. Y también hoy, luego de haber llegado en las últimas semana las amenazas militares, el drama compartido relanzó los contactos al máximo nivel, con una llamada telefónica de solidaridad y condolencias entre el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y el premier helénico, Kyriakos Mitsotakis.
El área costera de Esmirna, tercera metrópoli luego de Estambul y Ankara, es la que pagó el precio más alto. Decenas son los edificios derrumbados, algunos de ellos completamente colapsados. Bajo los escombros una veintena de edificios y los socorristas esforzándose hasta tarde para buscar extraer vivos a numerosos desaparecidos.
Una desesperada carrera contra el tiempo mientras los heridos piden ayuda a viva voz o envían mensaje a los celulares.
Entre las primeras en ser salvadas, una muchacha que salió en directo en la televisión nacional de una pila de cemento. Las personas socorridas entre las ruinas son en total una setenta. En el lugar las autoridades enviaron decenas de ambulancias y medios de emergencia, mientras misiones de solidaridad partían desde el resto del país. Fuertes alarmas suscitaron además el mini tsunami, con olas altas de un metro, que transformaron el distrito costero de Seferhisar en un escenario aluvional. El alerta maremoto estalló a pocos minutos del sismo tanto en Turquía como en las islas griegas del Egeo, regresando solo con el pasar de las horas. Más de cien fueron las sacudidas de asentamiento.
El sismo enseguida movilizó la solidaridad internacional con mensajes de pésame y ofertas de ayudas llegadas de la UE y de diversos países. Entre ellos resalta Francia que, frente la tragedia, tendió una mano a Turquía luego de los durísimos choques diplomáticos entre Erdogan y Emmanuel Macron sobre las caricaturas de Mahoma.
Empero, el desastre parece ofrecer sobre todo una oportunidad de distensión política a Ankara y Atenas, en desacuerdo en la disputa acerca de los recursos energéticos del Mediterráneo oriental.
«Llamé al presidente Erdogan para ofrecer mis condolencias por la trágica pérdida de vidas humanas que afectó a nuestros países. Cuáles sean nuestras divergencias, son tiempos en que nuestros pueblos tienen necesidad de estar juntos», escribió Mitsotakis en Twitter.
«Que dos vecinos muestran solidaridad en tiempos difíciles es muy importante entre las muchas cosas de la vida», le respondió siempre vía redes sociales el presidente turco, agradeciéndole y expresando, a su vez, su disponibilidad para «ayudar a Grecia a curar sus propias heridas».
En la misma línea se mostraron los respectivos cancilleres prometiéndose «asistencia y apoyo recíproco». Palabras que recuerdan de cerca los desarrollos del verano de 1999 cuando los dos países se prestaron ayuda, mutuamente frente a dos de los peores eventos sísmicos de sus historias, inaugurando una inesperada temporada de diálogo.