El Secretario General de las Naciones Unidas y su impronta por las energías renovables en el mundo

Por: Boris Santos Gómez Úzqueda

Quizá es uno de los más fervientes promotores del uso de energía renovable entre todos los que ocuparon el puesto de Secretario General de las Naciones Unidas (ONU), además de promover inversiones en nuevos proyectos de energías renovables, reducir la economía del carbón y continuar fomentando iniciativas globales en beneficio del medio ambiente utilizando energías renovables.

Se trata de António Guterres el exprimer ministro portugués de 71 años que –a su edad- visualiza un nuevo mundo que abandone, paulatinamente, el uso y los subsidios a combustibles fósiles (derivados del petróleo), y a dejar de utilizar (parar la construcción y proyección de plantas) de carbón.

Como el mundo cada vez se está moviendo más con electricidad (desde la electromovilidad hasta la electrificación de la industria), Guterres indicó, con toda razón, que las centrales generadoras de electricidad vía carbón o diésel, son cada vez menos rentables, y que –dado el avance de la tecnología- urge seguir proyectando y construyendo generadoras de electricidad vía renovables (solar, eólica).

Son menos costosos y principalmente menos dañinos para el entorno ambiental del planeta.

La idea principal que tiene es que los fondos públicos, presupuestados para generación eléctrica, sean destinados a proyectos renovables, ya no a proyectos que afecten el medio ambiente.

«Los fondos públicos deben usarse para invertir en el futuro, no en el pasado”, subrayó.

La industria y economía de China aún permanece encadenada al carbón y definitivamente aquello perjudica a todo el planeta.

Ojalá China tuviera un poco más de responsabilidad con el mundo, y no solo exigirle a Estados Unidos la reducción de uso de fósiles.

En ese orden, Gueterres abogó también por el “fin de los subsidios a fósiles”, y por un impulso decidido y renovado por la industria energética renovable.

Son conceptos que compartimos y creemos son la base de la nueva política energética que el mundo debe ir diseñando e implementando dejando, paulatinamente el carbón y petróleo y a cambio, utilizando el gas natural como “puente” para la transición energética.

Obviamente la paulatina reducción de uso de fósiles debe evitar la pérdida de empleos en esa industria, y si hubieran, deben haber mecanismos que impidan desbalances en la sociedad.

Descarbonizar es una prioridad que también deben atender aristas sociales.

Aplaudimos su decidida y personal participación en la economía e industria de la energía: creemos que la ONU no solamente es un organismo político, sino un organismo que debe tener una voz muy clara con relación a la energía.

Creemos que –como dice el secretario Guterres- hay un “auge de las energías renovables: arrojando luz sobre un futuro sostenible”, que, en definitiva, marcan la impronta del político portugués con relación a la energía y que apunta a dos objetivos específicos: aliviar la pobreza y garantizar el acceso universal a la energía.

En cifras del ejecutivo de la ONU las inversiones en renovables –que fueron rezagadas por la pandemia COVID-19 en 2020- si se ajustan podrían significar: el acceso a la electricidad a 270 millones de personas en todo el mundo, un tercio de las personas que actualmente carecen de ella.

El fomento a la industria de la energía vía renovables tiene otro impacto: generación de empleo.

Los datos del ejecutivo de la ONU son que: “Las inversiones en energías renovables generan tres veces más puestos de trabajo que las inversiones en combustibles fósiles contaminantes”.

La crisis sanitaria de la pandemia dejará una estela: una crisis económica: quiebra de negocios y reducción de trabajos.

La idea de Guterres es más inversión en industria energética renovable para generar empleos que puedan reemplazar aquellos que se perdieron en la pandemia.

Reducir el uso de fósiles es principal para mitigar el calentamiento global.

Los Estados son fundamentales en incentivar la industria de la energía renovable y reducir la industria energética generada por fósiles, utilizando para ello herramientas normativas apropiadas como cero impuestos a la industria de las renovables y más altos a aquellas relacionadas a carbón y petróleo.